
BueQué buen día para recoger caramelos.- dijo Sandra al pasar cerca de una casa vieja y rota.
Si y ya hemos pasado por la misma de antes, y siempre dices lo mismo. – dijo David con una voz muy estresante. Bueno pero por lo menos hemos cogido algo, ¿no?
Además todavía no han venido Sol y Andrés. – dijo alguien que le tocó el hombro a David.
¡Ah! Gritó David con una voz muy fuerte.
Tranquilo David que soy yo. En realidad ese chillido se lo dio a la pobre abuela de Sol.
Hola Rosa, ¿que tal estás? Oye, ¿sabes algo sobre Sol y Andrés? Es que los estamos buscando y no les encontramos.
No, pero les he visto antes ir a una extraña casa de color azul, es muy extraña y muy grande ¡casi diría que es una mansión!
Bueno chicos os veo luego. ¿Donde podrán estar?
Todo se quedó en silencio y se oyó una voz a lo lejos.
Los niños fueron a ver que era esa voz y de donde venía. Subieron a la colina y de pronto encontraron a Sol tirada en el suelo y llorando.
¿Qué te pasa Sol? ¿Por qué estás llorando?
Sol muy asustado les empezó a hablar.
Estaba recogiendo caramelos con Andrés y de pronto me giré y no estaba.
Colina arriba fueron a buscar a Andrés y de pronto vieron la casa azul de la que les habló la abuela de Sol. Con mucho miedo entraron a la casa y vieron la casa como si fuera un castillo muy antiguo. Había muchas habitaciones y en una de ellas entraron.
Era muy vieja y encima de una moqueta vieron la gorra de Andrés tirada. Entraron en el ascensor.
Muy asustados fueron a la segunda planta, luego a la tercera, y luego a la cuarta.
Pero no pudieron ir a la quinta planta por que el ascensor se quedó parado.
Empezaron a chillar todos y de pronto se empezó a abrir las puertas del ascensor.
No se podía ver nada pero si se podía ver un rastro de un persona muy vieja.
Todos salieron del ascensor escaleras abajo. Y se encontraron a Andrés y el señor era su tatarabuelo. Todos se quedaron tranquilos. ¿Pero esa casa, de quien era?
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